La que hizo Dios a María en la Anunciación
SYDNEY, domingo, 20 julio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó en el momento de su adiós a los jóvenes la Anunciación del ángel a María como una propuesta de matrimonio de Dios a la Virgen, en la que la joven israelita respondió "sí" en nombre del género humano.
Dejó esta reflexión a las 400 mil personas reunidas en el hipódromo de Randwick, en Sydney, en la conclusión de la misa conclusiva de la Jonada Mundial de la Juentud (JMJ).
El Papa presentó a María en ese momento que cambiaría su vida y la historia de la humanidad como "mujer joven que conversa con el ángel, que la invita, en nombre de Dios, a una particular entrega de sí misma, de su vida, de su futuro como mujer y madre".
"Podemos imaginar cómo debió sentirse María en aquel momento: totalmente estremecida, completamente abrumada por la perspectiva que se le ponía delante", explicó.
El Papa, que ha dedicado esta JMJ al Espíritu Santo recordó las palabras con las que el ángel intentó calmarla: "No temas, María... El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra".
"El Espíritu fue quien le dio la fuerza y el valor para responder a la llamada del Señor. El Espíritu fue quien la ayudó a comprender el gran misterio que iba a cumplirse por medio de Ella. El Espíritu fue el que la rodeó con su amor y la hizo capaz de concebir en su seno al Hijo de Dios", evocó.
Como un noviazgo
Para el obispo de Roma, "esta escena es quizás el momento culminante de la historia de la relación de Dios con su pueblo".
"En el Antiguo Testamento, Dios se reveló de modo parcial y gradual, como hacemos todos en nuestras relaciones personales. Se necesitó tiempo para que el pueblo elegido profundizase en su relación con Dios. La Alianza con Israel fue como un tiempo de hacer la corte, un largo noviazgo", dijo.
Luego, siguió diciendo, "llegó el momento definitivo, el momento del matrimonio, la realización de una nueva y eterna alianza. En ese momento María, ante el Señor, representaba a toda la humanidad".
En el mensaje del ángel, indicó, "era Dios el que brindaba una propuesta de matrimonio con la humanidad. Y en nombre nuestro, María dijo sí".
El Papa invitó a quienes le escuchaban a "permanecer fieles al 'sí' con que acogimos el ofrecimiento de amistad por parte del Señor".
"Sabemos que Él nunca nos abandonará --afirmó--. Sabemos que Él nos sostendrá siempre con los dones del Espíritu. María acogió la propuesta del Señor en nombre nuestro".
Despidiéndose de los jóvenes el Papa les dirigirse a María para pedirle que les "guíe en las dificultades para permanecer fieles a esa relación vital que Dios estableció con cada uno de nosotros".
"María es nuestro ejemplo y nuestra inspiración; Ella intercede por nosotros ante su Hijo, y con amor materno nos protege de los peligros", concluyó.
martes, 22 de julio de 2008
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